Noche sobre las aguas, de Ken Follet

follet

Era el avión más romántico jamás construido.

De pie en el muelle de Southampton, a las doce y media del día en que se declaró la guerra, Tom Luther escrudiñaba el cielo, esperando el avión con el corazón sobrecogido de ansiedad y temor. Canturreaba por lo bajo unos compases de Beethoven sin cesar: el primer movimiento del Concierto Emperador, una melodía emocionante, apropiadamente bélica.

Alrededor se había congregado una multitud de espectadores: entusiastas de los aviones provistos de prismáticos, niños y curiosos. Luther calculó que ésta debía ser la novena vez que el clipper de la Pan American aterrizaba en aguas de Southampton, pero continuaba siendo una novedad.