Cabaret (Adiós a Berlín), de Christopher Isherwood

Isherwood
En lo hondo la calle, pesada y pomposa, bajo mi ventana. Tiendas en semisótanos en donde las luces están todo el día encendidas, a la sombra de fachadas cargadas de balcones, frontis de estuco sucios, realzados con volutas y emblemas heráldicos. El barrio entero era así: calles y más calles flanqueadas de casas destartaladas y monumentales como cajas fuertes, atestadas con las deslustradas joyas y el mobiliario de segunda mano de una clase media en bancarrota.

Yo soy como una cámara con el obturador abierto, pasiva, minuciosa, incapaz de pensar. Capto la imagen del hombre que se afeita en la ventana de enfrente y la de la mujer en kimono, lavándose la cabeza. Habrá que revelarlas algún día, fijarlas cuidadosamente en el papel.